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Cena a la luz de las velas


El fin de semana me vi cenando a la luz de las velas. No fue una cena romántica, siguiendo el cliché de tantas películas y programas de televisión, donde hay luz suave de fondo y velas largas en la mesa alumbrando perfectamente la hermosamente servida cena. En esta ocasión, fue un cliché totalmente distinto, un cliché más urbano y actual: un cumpleaños en una terraza en una de las colonias de moda, donde todo el mundo viste de negro y si miras alrededor, puedes olvidar, entre la música del DJ y las constantes intromisiones de los meseros, que estás en lo que alguna vez fue la azotea de un edificio viejo en medio de una de las colonias más antiguas de la ciudad.

Como lo mencioné, el lugar era una terraza, o al menos, técnicamente lo era. Esto implica que no tiene una techumbre fija y que hay ventilación suficiente para que se pueda fumar, porque, técnicamente, te encuentras en el exterior. Técnicamente. Últimamente las terrazas en restaurantes son muy diferentes a lo que conocía. Ahora, al igual que ésta, cuentan con techos móviles, de lona o cristal, que abren o cierran en segundos, cortinas del mismo material, y muros de cristal más altos que tú. Al estar ahí, a menos que el techo esté abierto, no se siente muy exterior.

La descripción es importante porque técnicamente, no hay techo, ni vigas, lo que se traduce en que no hay lugar donde colocar las luminarias. Esto, obviamente, llamó mi atención, no sólo como un caso de estudio, sino porque me encuentro en medio de un proyecto que cuenta con una gran terraza, y techo móvil, con muros de cristal más altos que yo... y sin techo, ni vigas, ni dónde colocar luminarias.

En este lugar, en las únicas dos vigas que había, se encontraban luminarias verticales colgantes, más como adorno y que daban un poco de luz al área del DJ. Las mesas, en cuanto oscurecía, se iluminaban con pequeñas velas que los meseros iban llevando. Al ser tan pequeñas, no dificultaban la convivencia entre comensales. No eran las largas velas que nos venden en películas, ni los molestos adornos altos que se pueden encontrar como centros de mesa. Eran velas de no más de 2" de alto. Brillante.

O tal vez no. Si fuera sólo un bar, sería la solución perfecta: era una luz tenue, cálida, y muy favorecedora para ocultar detalles y resaltar sonrisas. El lugar era también un restaurante. Cuando la comida llegó, perfectamente emplatada, era imposible verla. En este lugar, donde conforme pasaba la noche la gente pedía menos comida y más bebida, probablemente la ausencia de iluminación artificial suficiente para ver los platillos, no era problema, ¿pero qué hacer en un restaurante? ¿Qué hacer en mi restaurante?

Después de pensarlo un rato, llegué a una conclusión. La belleza de las terrazas no radica en poder fumar o en que son lugares más frescos. Las terrazas son hermosas porque estás un poco más en contacto con el exterior. La falta de iluminación cenital en exteriores no se debe tomar como un problema, sino como una característica en la cual basar el diseño. El uso de luminarias de piso, objetos luminosos o velas son válidos en estas situaciones. Inclusive el uso de iluminación cenital con un elemento que se repite, como las velas colgantes o las guirnaldas es algo que encierra la terraza y crea un ambiente

En el caso específico del restaurante usaré las mismas colgantes de dentro en las tres vigas existentes, y preguntaré por la posibilidad de utilizar velas, en un recipiente acorde a las celosías que se han manejado en el restaurante.

La oscuridad es hermosa, aunque en ocasiones no puedes ver tu comida bellamente emplatada.


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